Un poco de historia.

Esta zona fue habitada por los Pampas, dedicados a la caza, la recolección y la pesca. Si bien eran nómades, se asentaban por un lapso de tiempo en las orillas de ríos y lagunas, para poder obtener agua. De la laguna, extraían peces para alimentarse, usaban el barro para la elaboración de vasijas y cuencos. Uno de los animales que cazaban, eran los coipos, que abundan en las márgenes de ríos y lagunas. De él, usaban el cuero para vestirse o construir las tolderías, su carne como alimento y los huesos como utensilios para dibujar las vasijas.

En 1740 es explorado el centro y sur de la Provincia de Buenos Aires por la Primera Misión Jesuítica, dirigida por el Padre Thomas Falkner, quien tenía a su cargo reunir toda la información sobre el lugar. En base a sus escritos se confecciona en 1772, el primer mapa relativo a esta zona, inscribiéndose en el mismo y al pie de nuestra laguna "L. Lobos".

El espejo de agua estaba poblado por numerosos coipos (popularmente conocido como nutrias). En aquellos tiempos eran conocidas con la denominación de Lobos de agua o de río, por lo que se deduce que la Laguna pudo haber tomado su nombre de esta referencia realizada por la Misión en 1740.

En el año 1779, siendo Virrey José de Vértiz y Salcedo, quedaron instalados en varios puntos de la Provincia, fuertes, fortines y guardias avanzadas, destinados a impedir las incursiones del indio en las estancias y chacras de la Campaña Bonaerense. Esto respondía a un plan defensivo que había comenzado con la formación de los "blandengues", compañías de paisanos armados a lanza, cuya misión era vigilar continuamente la frontera. Entre estas defensas, se emplazó en las proximidades de la laguna de Lobos, el Fortín de San Pedro de los Lobos.

Por la seguridad que brindaba permitió la radicación definitiva de un buen número de pobladores. El fortín estaba formado por unos cuantos ranchos de barro y paja, sin puertas ni ventanas, un rudimentario albergue de la dotación, rodeado por una defensa de palo a pique y un mangrullo.

La fundación de la parroquia y el pueblo están ligadas a la iniciativa del vecino José Salgado y su esposa Pascuala Rivas, quien, en 1802, construyeron la capilla, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, en terrenos que hoy ocupa el pueblo, a no más de dos leguas al norte del fortín, siendo su primer cura el sacerdote José García Miranda. Alrededor de ésta se fue constituyendo el núcleo de población estable de San Salvador de Lobos. De esta manera, la fecha oficial de la fundación del Pueblo es el 2 de junio de 1802.

La formalización, delineación y traza del pueblo se solicitaron en 1804. Recién en 1811, se realiza el primer plano del pueblo, estableciendo la actual Plaza 1810 como espacio para plaza principal. Con el tiempo, el nombre que adquiere es el de “Plaza Buenos Aires”, como sitio desde donde salían las carretas hacia la Capital, por la actual calle del mismo nombre. Casi 100 años después, en 1910, se le cambia el nombre a la Plaza, por el actual: “1810”.

En 1871, llega el Ferrocarril a Lobos, proveniente de la Estación Once de la Ciudad de Buenos Aires. Esto, conectó más rápidamente al pueblo con la gran ciudad, y permitió transportar los productos que se realizaban en Lobos. Además, fue la puerta de entrada para los inmigrantes que llegaron desde España e Italia, eligiendo Lobos como su nueva tierra. Muchas de las construcciones que vemos hoy en día, fueron obra de ellos, como así también, la creación de instituciones pioneras: Lobos Athletic Club, Sociedad Española y Sociedad Italiana.